De los lavaderos a los Círculos de Mujeres.
circulos de mujeres

 

 

Los círculos de mujeres están creciendo por doquier. Es muy atrayente que te convoquen a una experiencia diferente a cualquier otra de nuestra cultura.

 

Porque ahora las mujeres apenas nos juntamos para compartir nuestras cosas.

 

Antes sí, al menos bastante tiempo antes.

 

No solo en la época que nuestras abuelas y bisabuelas se juntaban para lavar la ropa en los lavaderos del pueblo, o incluso en el río…

 

Si no mucho tiempo atrás.

 

En la época que los seres humanos vivían en un contexto igualitario de verdad, sin jerarquías ni castas.

 

Hace mucho de esto y apenas quedan rastros de esas vidas que fueron transformadas por la llegada de las tribus indoeuropeas que trajeron la guerra, la agricultura y la ganadería.

Y la religión y la subyugación de la mujer y los hijos al poder masculino.

 

En aquellos tiempos la gente de aquí vivía en tribus pequeñas donde cada uno tenía un papel fundamental y todos eran tenidos en cuenta.

En esos tiempos, las mujeres teníamos una función extraordinaria: dar y mantener la vida.

 

No solo de nuestros propios hijos, sino de toda la tribu, de los animales, de las plantas, de las piedras… la vida de la propia Madre Naturaleza que nos sustentaba a todos.

 

Los círculos de mujeres.

 

De ahí dicen que vienen los círculos de mujeres. Algunas autoras dicen que nunca se han ido del todo, porque se mantienen vivos en algunas tribus del planeta.

 

Pero no hace falta irse a otras tribus, razas o culturas.

 

En la nuestra propia, aquí en España, siguieron las mujeres juntándose alrededor de algo, a charlar y compartir, aunque fuese ropa sucia que obligatoriamente tenían que lavar.

 

A lo largo de miles de generaciones, a pesar de todas las masacres, la reverencia hacia lo sagrado femenino en cada brizna de vida se ha mantenido de algún u otro modo.

 

 

Oculto a los ojos de los que nada podían entender y por eso lo querían combatir, el aliento de la fuerza vital encarnada en cada una de nosotras perduró.

 

Y ahora, esa semilla guardada en nuestro seno está siendo regada.

 

 

Humedecida por los sentimientos luminosos de las mujeres que están despertando a su propia llamada interior.

 

Alimentada por la luz de los corazones de miles y miles y miles de mujeres que están juntándose sin prejuicios.

 

Nutrida por la voz de la consciencia que susurra que ha llegado la hora.

 

Que es el gran momento esperado.

 

Que la luz puede renacer e iluminar las conciencias para transformar nuestra especie en algo más nuevo, más completo, más evolucionado.

 

Que las mujeres ya estamos hartas de tanta guerra, dolor y sufrimiento y que estamos dispuestas a hacer los cambios que haya que hacer para que al menos dentro de nosotras mismas la guerra cese.

 

¿Qué guerra?

 

La que te hace sentirte tensa, irritable, perdida, aburrida, cansada, bloqueada,  ansiosa, insomne, triste, frustrada, nerviosa, agitada….

 

Esa que hace que los días sean iguales, llenos de interminables tareas desde que pones un pie sobre el frío suelo y necesitas toneladas de valor para aguantar un día más.

 

La guerra que se llevó la risa.

Porque la que consigues viendo series está enlatada, muerta, vacía e inerte y no te dura más que lo que tardas en lavarte los dientes e irte, tarde y vacía, a la cama.

 

Una vida desolada por una guerra interminable dentro de ti.

 

Y en la que intuyes que hay algo que resolver pero no tienes ni fuerzas, ni apoyos, ni medios, ni métodos, ni recursos para hacerlo y por eso sigues aguantando cada hora cada día.

 

Solo aguantas.

 

 

Pero eso puede cambiar.

 

Como un calcetín dado la vuelta.

 

Porque dentro de cada una de nosotras está el germen de una vida equilibrada, que nacerá en cuanto veas que entre todas es posible hacer los cambios:

 

  • Desbloquear la frustración el agobio y la procrastinación
  • Calmar la ansiedad y la angustia habituales o cotidianas
  • Volver a demostrar cariño, empatía y comprensión a ti misma y a los tuyos
  • Serenar el ruido mental y centrarte en lo que quieres
  • Encontrar la calma interior sin dudar de ti misma
  • Dejar de sabotearte, por ej. con interminables listas de tareas
  • Vivir el presente con más apertura alegría y tranquilidad calma y serenidad
  • Perder el miedo a cambiar

 

 

Todo esto nace de ti cuando le das oportunidad y para eso están los círculos de mujeres.

 

Para que tengas el espacio y el tiempo de acercarte a tu corazón y alinearlo con tu mente.

 

Porque llegarás a un espacio para cultivar amor y comprensión.

 

Un momento y una compañía que te permitirán perder el miedo a tu propia transformación y florecimiento.

 

 

¿Qué son los círculos de mujeres?

 

 

Es una reunión que convoca una mujer para compartir con otras un espacio y un tiempo donde hablar de muchas cosas.

 

Hay muchas maneras de hacer círculos, tantas como mujeres en el mundo, y dependiendo de los países y culturas los hay de todo tipo:

 

  • De madres con hijos, que incluyen la presencia de todas sus hijas de cualquier edad.
  • De mujeres menopáusicas
  • De empresarias
  • De creativas
  • De vecinas
  • De familiares

 

Por darte unos ejemplos.

 

Se hacen en salas comunes, al aire libre, en hoteles, en tipis.

Se proponen de día, otros de noche. De unas pocas horas a unos cuántos días.

Unos se convocan cada semana, otros una vez al año.

Algunos son temáticos, otros no.

 

 

Se entiende que todos ellos tienen en común unas normas no escritas pero sí transmitidas:

 

  • Compromiso: a co-crear cada círculo, a estar presente, ayudar y sostener al resto así como a dejarme sostener.
  • Intimidad y respeto: lo que se dice y se ve y se escucha en el círculo se queda en el círculo.
  • Igualdad y transversalidad: no existen jerarquías y los distintos roles que puedan ser necesarios para llevar a cabo los encuentros se desarrollan por consenso.

 

Pero además, cada uno crea sus propias normas en libertad.

 

Sin embargo, todos cumplen con esa maravillosa sensación de vivir una experiencia que merece la pena.

 

Si te ves participando en uno, te convoco con todo el placer de compartir el primero que organizo desde Agua de Flores: EL CÍRCULO DE LAS FLORES.

 

Besos y flores de Romero.

Sheila Minguito.

 

 

 

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