La manteca corporal, o body butter en inglés, es un cosmético que aparece hace unas décadas en el sector de la cosmética natural.
Parece ser que la inventó la creadora de The Body Shop, una marca que es muy probable que conozcas. (Y que por cierto hace green washing).
La textura densa, sólida, pero a la vez muy fundente de las mantecas corporales hace las delicias de muchas mujeres que les gusta la sensualidad de aplicarse una crema que se deshace en la piel.
Una manteca corporal se puede hacer en casa perfectamente porque lleva pocos ingredientes, poco tiempo y pocos utensilios y los resultados son maravillosos.
Este cosmético es una combinación de dos tipos de grasas: la sólidas de las mantecas como Karité, Coco o Mango con aceites líquidos como Germen de Trigo, Almendras, o Jojoba.
Pero la elección de los ingredientes se basa en la textura que quieras conseguir y en las propiedades que más te interesen: puedes hacer cientos de combinaciones.
Y además de las grasas y aceites, puedes añadirle aceites esenciales para perfumarla, de esa manera vas a tener un cosmético excepcional en tus manos.
Para aplicar en aquellas zonas de tu piel que estén especialmente resecas: pies, pantorrillas, rodillas, manos, codos… pero incluso puedes utilizarla para un pequeño masaje en cualquier zona del cuerpo y para curar pequeños rasguños…
Texturas fundentes
Lo más agradable de aplicar una manteca corporal es la sensación fundente que deja en la piel.
Calientas entre tus manos una pequeña porción y la masajeas sobre la piel.
Vas a notar que deja una fina película protectora en tu piel que va a ir absorbiéndose al rato, dependiendo del tipo de grasas que has utilizado y de la necesidad de tu piel.
Por eso es ideal en las pieles extremadamente secas, resecas, deshidratadas, tirantes, e incluso agrietadas.
Como las de las personas que tienen hipotiroidismo u otras alteraciones cutáneas que producen sequedad y escamas como psoriasis y eccemas secos.
Receta de manteca corporal
Con esta receta básica vas a poder hacer tu primera manteca corporal y a partir de ahí variarla en la medida que quieras porque tienes muchas opciones en el mercado para comprar diferentes mantecas y aceites.
Hay dos posibilidades para obtener dos tipos de texturas:
A. la primera y más sencilla es simplemente mezclar las mantecas y los aceites al baño maría, añadirles los aceites esenciales si quieres, envasarlas y dejarlos enfriar.
Esta manteca corporal tiene una textura similar a la de la manteca de Karité aunque algo menos dura y para utilizarla tienes que calentarla previamente en las manos antes de aplicarla como te conté antes.
B. la segunda es un poco más elaborada pero te proporcionará una textura cremosa muy parecida a la de la la Nivea de la caja azul. Solo que en versión sana.
Esta textura permite que la apliques directamente a la piel sin tener que calentarla previamente entre las manos.
Para conseguir esa textura cremosa vas a necesitar una batidora de varillas.
Pero ¡ojo!: para preparar cosmética no puedes utilizar la misma batidora con la que cocinas. Tendrías que disponer de una batidora de varillas específica para cosmética.
Aunque otra opción es que desinfectes profundamente la batidora de varillas que tengas en casa. Pero que sepas que quizás esa desinfección no sea profunda y completa y que contamine tu crema.
Lo que puede pasar es que desarrolles algún tipo de contaminación en tu manteca corporal… por eso te aviso, pero después tú decides.
Bien, ahora vamos a ello:
Ingredientes
- 50 g de manteca de Karité
- 25 g de aceite de Coco
- 25 g de aceite de Germen de trigo refinado u otro aceite que estés usando
opcional
Para perfumarla con aroma a rosas:
- 25 gotas de aceite esenciales: 10 de geranio y 15 de palmarrosa
Para conservarla más tiempo:
- 1 gramo de vitamina E como conservante
Pero si tus aceites y mantecas están frescos vas a consumir la manteca corporal que prepares mucho antes de que se pueda enranciar…
Procedimiento
Derrite la manteca de Karité y el aceite de Coco al baño maría, procura que nunca suba más de cuarenta grados.
Para eso necesitas un termómetro de líquidos.
O ponerlo muy bajo más tiempo para asegurarte que nunca suba a más de cuarenta grados de manera que se mantengan todos los ácidos grasos de las mantecas intactos.
Si calientas en exceso degradas los ácidos grasos y el efecto para tu piel no va a ser para nada el mismo.
Una vez derretidos añade el otro aceite vegetal que hayas elegido y mézclalos perfectamente.
A partir de ahí puedes elegir:
A. la opción de manteca básica:
Simplemente viertes la mezcla en el tarro donde la vas a guardar y ya en el tarro añades las gotas de aceites esenciales y si la usas la vitamina E, mezclando perfectamente.
Tapas y dejas que enfríe por completo antes de utilizarla por primera vez.
B. la opción de la manteca cremosa:
Lleva un poco más de elaboración: una vez tengas la mezcla de mantecas y aceites vas a montarla con la batidora de varillas.
Pero para que enfríe y puedas obtener la crema necesitas colocar la mezcla en un baño de María frío con hielo.
Eso va a hacer que vaya enfriando el contenido con rapidez a medida que vas batiendo y en muy pocos minutos vas a ver que va cogiendo la textura cremosa.
Cuando veas que está casi ya es el momento de añadir los aceites esenciales y la vitamina E si la usas.
Bates una vuelta más y a partir de ahí ya envasarla para que termine de enfriar del todo.
Y listo.
Estoy segura que si la preparas va a ser una de las cosas que consumas hasta que termines la última gota.
¡Que te aproveche!.
P.D: ya me contarás su esta receta te ha servido para cuidar más aún tu piel.
Besos y flores.
Sheila Minguito.
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