Si hubiese habido sol, subir por aquella carretera hubiese sido mucho más peligroso.
Porque si te deslumbra según das una de esas curvas imposibles, la cosa podría acabar muy mal.
Pero no nos lo esperábamos así que mi padre solo pudo decir que los llevaba de corbata y que de haberlo sabido, se lo habría pensado.
Y entonces, muy probablemente, no lo hubiese logrado.
Porque íbamos por el desfiladero de los Beyos, en busca de la mejor tila que podríamos hallar, hace unos 35 años, cuando el clima en Asturias era todavía asturiano.
Así que íbamos con bastante nube un día de verano. Una suerte en esa carretera.
Porque pasa por el más descarpado e imponente desfiladero que te puedes encontrar por Europa, y en esos años su firme no era precisamente bueno…
Pero allí estábamos, mi padre de maestro y yo de aprendiz, brincando hacia un pueblo del que no recuerdo el nombre, en busca de una señora desconocida que recogía tila en el monte.
De tilos silvestres.
En los Picos de Europa, donde Cristo perdió la zapatilla…
No la conocíamos. En aquel tiempo ni teléfono había para preguntar. Teníamos que ir.
Y cuando llegásemos, si lo lográbamos, ya preguntaríamos por ella.
Mi padre sabía a quién buscar porque se lo había dicho una de las aldeanas que bajaban de los pueblos cercanos a vender hortalizas a la plaza San Agustín, donde teníamos la herboristería.
Buscar buenas plantas medicinales era una de las principales ocupaciones de mi padre. Y la tila era una de las que más nos pedían los clientes.
Pero cuando la encargaba a los almacenes de plantas medicinales de la península, daba pena ver lo que nos enviaban para vender… así que había que buscar donde fuese.
Había que encontrar tila buena, de calidad, para que cuando alguien se hiciese una taza de tila notase sus efectos:
• calmar los nervios,
• dormir con tranquilidad,
• mejorar los ardores de estómago de las personas nerviosas.
¿La encontramos?
Sí, claro.
Lo que pasó es que la señora no se esperaba que un paisano de Gijón llegase a comprarle todos los kilos de tila que pudiese venderle y se quedó pensando qué hacer porque no quería quedarse sin su tila.
Así que llegaron a un acuerdo y apalabraron que recogería toda la tila que pudiera para el año siguiente.
Desde que mi padre se jubiló, ya no pude recomendar a nadie que tome una taza de tila.
Hasta que conocí a Cannillo y a Forza Vitale, porque la calidad de las plantas que usa para sus extractos es la misma que mi padre ofrecía.
Y hoy te recomiendo para cuidar tu corazón:
https://aguadeflores.com/producto/tilia-composta-forza-vitale/
Besos y flores de Tila.
Sheila.
P.D: lo del corazón es porque Tilia composta equilibra el sistema neurovegetativo, así que tu corazón podrá comunicarse mejor con tu cerebro y te sentirás más entera.
Quiero decir que la cabeza no irá tanto en contra del corazón.
Tú sabes de qué hablo.
P.D.2: Y para cuidar tu circulación hay que cuidar al cuore …
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